jueves, 8 de agosto de 2013

LOS PRIMEROS DISPAROS DE LA GUERRA
La tarde del 23 de octubre de 1956 aproximadamente 20.000 manifestantes se reunieron en torno a la estatua de Bem. Péter Veres, presidente del sindicato de escritores, leyó un manifiesto a la multitud, los estudiantes leyeron su proclama y la multitud cantó la censurada "Canción Nacional" (Nemzeti dal), cuyo estribillo expresa: "Juramos que no permaneceremos más tiempo como esclavos." Alguien en la multitud quitó el escudo comunista de la bandera húngara, dejando un hueco distintivo y otros lo imitaron rápidamente.

Luego, la mayor parte de la multitud cruzó el Danubio para unirse a los manifestante que se encontraban en las afueras del edificio del Parlamento. Para las 6 p.m., la multitud había aumentado a más de 200.000 personas; la manifestación era animada, pero pacífica.
A las 8 p.m., el primer secretario Ernő Gerő transmitió un discurso en el que condenaba las demandas de los escritores y los estudiantes y calificaba a los manifestantes como una turba reaccionaria. Enojados con el rechazo de línea dura de Gerő, algunos manifestantes decidieron cumplir una de sus demandas: la extracción del monumento a Stalin en Budapest, una estatua de bronce de 10 metros de alto que fue erigida en 1951 en el lugar donde se encontraba una iglesia, la cual fue demolida para dar espacio al monumento de Stalin. Para las 9.30 p.m., la estatua se vino abajo y la multitud jubilosa celebraba emplazando banderas húngaras en las botas de Stalin que fue lo único que quedó de la estatua.
Aproximadamente al mismo tiempo, una gran muchedumbre se reunió en el edificio de la Radio Budapest que estaba fuertemente resguardado por la ÁVH. El momento detonante ocurrió cuando una delegación que intentaba difundir sus demandas fue detenido y la multitud se tornó progresivamente rebelde mientras se difundían rumores de que los manifestantes habían sido tiroteados. Desde las ventanas del edificio se echaron gases lacrimógenos y la ÁVH abrió fuego sobre la muchedumbre, matando a muchos. La ÁVH trató de reabastecerse escondiendo armas dentro de una ambulancia, pero la multitud detectó el ardid e interceptaron la ambulancia. Los soldados húngaros enviados para relevar a la ÁVH dudaron y, luego, quitaron las estrellas rojas de sus gorras, para tomar partido con la muchedumbre. Provocados por el ataque de la ÁVH, los manifestantes reaccionaron violentamente. Los carros de policía fueron puestos en llamas, se apoderaron de las armas de depósitos militares y las distribuyeron a las masas, mientras que los símbolos del régimen comunista fueron vandalizados.

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